diciembre 20, 2009

El Bosque de los Inconclusos




El bosque de los inconclusos



Erase una vez un bosque a donde acudían los muchos que ansiaban ser uno, razón por la cual era conocido como el Bosque de los Inconclusos. No podían llegar a cualquier hora y tenían que irse antes de que la señal se los indicara. La característica en común entre todos ellos es que habían sido diseñados para figurar, por eso se habían dividido en muchos, para recoger del mundo lo más posible, tanto, que querían escaparse de aquella consigna sin lograrlo, algunos sólo alcanzaban a esconderse tras de los árboles, de lejos podían percibirse los brillos que emitían sus ojos bien abiertos ya que no podían resistir la tentación de asomarse a observar que andaba por ahí.

El bosque les brindaba la oportunidad de perderse, sabían que era un lugar seguro para encontrarse de nuevo. Todos corrían para distintos lados ¡eran libres! Les gustaba recorrer el bosque para recapitular las formas de vida que alguna vez practicaron, retorcían el cuerpo hasta lograr reproducir la forma de una roca, imitaban los sonidos y movimientos de los animales que allí encontraban, otros tranquilos observaban las montañas, pensaban en la cima y planeaban como llegar a ella para tener una visión que abarcara lo que no podían observar desde acá. Se podían ver nadando o paseando en lancha, algunos sostenían una misma posición por horas sin moverse, querían sentirse árboles. Todos registrando sensaciones, aromas, colores. Llevaban el recuento de los micro bosques que el Bosque contenía, atesoraban el recuerdo de algunos insectos y armaban con ramas refugios seguros. Cuando el sol empezaba a caer, sabían que la señal estaba próxima a suceder, era tiempo de salir de ahí, pero a veces estaban tan ensimismados que lo olvidaban y repentinamente se encendían los aspersores que regaban el jardín y tenían que correr muy rápido para evitar mojarse dejando atrás el letrero que dice: Bienvenido al Parque de La Amistad. Abierto todos los días de 6:00 a 18:00 hrs.

Vuelven caminando por la calles, regresan la vista atrás, observan las montañas del país vecino, suben al transporte y sus ojos siguen confrontando las formas que la ciudad les ofrece hasta llegar a sus hogares.

Cuando la noche llega cierran sus ojos aferrándose al bosque a donde van los inconclusos.

Claudia Ramírez.

Texto hecho para la exposición de Jonathan Ruíz de la Peña que lleva el mismo título.

2 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Claudia, me gusta mucho como escribes....
Felicidades!
atte Pablo Campos

1:18 p.m.  
Blogger claudibonos dijo...

Gracias Pablo!

10:17 a.m.  

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